viernes, 20 de febrero de 2009


Filmografía de ficción Zapatista: El compadre Mendoza (1933)
Publicado el 23 de noviembre en el suplemento El tlacuache de la Jornada Morelos del Centro regional INAH Morelos y CONCAULTA

Es en 1932; que el escritor, profesor, periodista, senador, Mauricio Magdaleno obtiene una beca en la Universidad Central de Madrid. Lo acompaña en su viaje uno de sus más entrañables amigos, Juan Bustillo Oro. Llevaban en las maletas sentimientos de impotencia y frustración debido a la injusta derrota de José Vasconcelos en su contienda a la presidencia. Salían del país no sólo con finalidades académicas, también en pos de refugiarse del acoso que sufrían como vasconcelistas.

Durante su estancia en Madrid, que abarcó de verano a otoño, Magdaleno escribe para el periódico español “El Sol” dos relatos basados en acontecimientos revolucionarios e inspirados en la bola suriana: “El compadre Mendoza” y “El baile de los pintos”. Magdaleno ya antes había escrito obras teatrales que circundaban en la temática, sobresale de estas Emiliano Zapata perteneciente a su primer libro conformado por una triada de historias de la revolución mexicana y que se montaron en un proyecto llamado el “Teatro de Ahora” que desgraciadamente sufrió un fracaso rotundo.

El compadre Mendoza (1933) es en primera instancia un cuento rico en análisis y crítica a diferentes sucesos que rodearon sobretodo las alianzas personales efectuadas dentro del conflicto armado. El comercio puede hacer que el protagonista Rosalío Mendoza, haga de lado posturas, bando de guerra e inclusive un justo motivo de fondo. La prioridad “el respeto que merecen siempre los pesos”.1 En el relato conocemos a su familia y al mismo Rosalío, hombre astuto y práctico que sirve tanto a zapatistas como a federales. En las páginas del cuento se forja el lema “Las cosas hay que hacerlas pronto, y bien hechas”2 sello de Mendoza en los acontecimientos más importantes tanto del escrito y en la película: como el cortejo a Dolores y el fatídico final del general zapatista Felipe Nieto. En segunda instancia, esta sería (junto con Enemigos de 1933 de Chano Urueta) una de las primeras películas de ficción que se realizarían sobre el zapatismo en México.

Cuando Mauricio Magdaleno y Bustillo Oro regresan de España, Oro decide hacer el guión cinematográfico de El compadre Mendoza. Desgraciadamente su primera película había sido un fracaso. Debido a éste antecedente, cuando se autoriza el rodaje y pese a todos sus intentos por lograr la dirección, se le negó y fue Fernando de Fuentes al que se puso al frente de la filmación.

La cercanía temporal a la revolución mexicana y la inquietud social de Magdaleno, hacen que el argumento de ésta película tenga un buen planteamiento y que los hechos no sean muy alejados a los que realmente pudieron ocurrir. Hay características propias del estado de Morelos que se incluyen dentro del relato y se retoman en la película que denotan un buen conocimiento de usos y costumbres. Como el detalle de que Cleotilde (Dolores en la Película), dé como obsequio un rebozo de Santa María, o que Felipe Nieto regale una sillita de montar a su ahijado “trabajo precioso de talabartería y paciencia de los indios de Jantetelco”.3


Dentro de la primera secuencia de la película se ven unas tropas zapatistas cansadas, en paso lento y arrastrado se dirigen a la Hda. de Santa María. Su marcha la encabeza Eufemio Zapata y el Gral. Felipe Nieto. Interesante es que se distingue la clara jerarquía marcada por los trajes charro y el andar a píe del contingente en prendas de manta que es recibida en la hacienda de Don Rosalío con pulque y barbacoa. (Still 3). Mientras en la casa del hacendado se cambia el retrato de Huerta por el de Zapata todos los peones gritan ¡Viva Zapata!, cosa que desde luego cambia cuando es el turno de la visita de los federales.(still 1)

Al realizar la adaptación cinematográfica se agregan personajes como Emma Roldán que interpreta a “la muda”, sirvienta muy atenta que lee los labios. Esta fue buena excusa para que en la escena cuando llega el turno de colocar el retrato de Carranza, (still 4) le diga sin decir “babosa” el administrador Atenógenes (Luis G. Barreiro) que con éste y otros detalles sirve de comediante y chivo expiatorio para sustituir puntos importantes que da el narrador omnipresente en el cuento.



La producción de este proyecto contó con la participación de Roberto y Joselito Rodríguez, pioneros de la sonorización en las películas mexicanas y hermanos del director Ismael Rodríguez. Resalta el trabajo fotográfico del norteamericano Ross Fisher que para eso entonces tenía la experiencia de haber participado en alrededor de 60 películas y previamente había colaborado en otra importante película de temática revolucionaria, El prisionero 13. En El Compadre Mendoza nos brinda una propuesta rica con tomas subjetivas, contra picadas, primeros planos, generales, etc. (Still 2). Fernando de Fuentes personalmente se encargaría de la edición. Por otro lado Mauricio Magdaleno posteriormente haría mancuerna con Emilio Fernández, colaborando con su pluma en los guiones de: Río Escondido, Maclovia (1947), Salón México, Pueblerina (1948) entre otras películas. Sin duda de las más representativas de la llamada época de oro del cine mexicano.

Imágenes: Fotogramas de la película El compadre Mendoza, 1933, Aguila Films.

1 Mauricio Magdaleno, El compadre Mendoza, Concha Bretón, Botas, México. 1936 p. 148
2 Idem., p. 182
3 Idem, p.169

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